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Nadie trabaja solo; todo se hace en equipo. Y no es una moda: es cuestión de eficacia. “El traje de tu abuelo —si eres joven, el de tu bisabuelo— estaba hecho probablemente por un sastre —dice José María Acosta—. Y sus zapatos, por un zapatero. Pero la ropa que vistes, o tus zapatos, no los ha fabricado una persona, sino docenas de ellas: todo un equipo. No son producto de una persona experta en lo suyo, con mucha experiencia, sino de gente probablemente más joven, experta en pocas cosas —en lo suyo—, y que producen cosas de mucha más calidad a precios infinitamente menores y en muy poco tiempo”. Esta es la cuestión: producir calidad, a menor precio y deprisa. Por todo ello se ha producido un cambio fundamental en la forma de entender la organización del trabajo; de ser el operario la unidad laboral básica, se ha pasado a considerar al grupo como la célula fundamental de toda la organización. En las empresas, los grupos de trabajo desempeñan una doble e importante función, tanto para sus miembros como para la propia organización: satisfacen necesidades de ésta y, a la vez, las particulares de los individuos. José María Acosta Vera tiene amplia experiencia como gestor –ha dirigido tres empresas de cierto volumen– y como consultor de las organizaciones más importantes. Fruto de esta experiencia son las útiles reflexiones y consejos que nos brinda para alcanzar una dirección eficaz. |