En esta ola de consumismo que nos invade el escaparate comercial se ha convertido en una poderosa arma subliminal para el paseante de las ciudades contemporáneas. La acción de comprar que se remonta a nuestros ancestros como una necesidad, ha ido adquiriendo cada vez más un cáliz lucrativo, aunque nunca le haya sido ajeno. En el punto intermedio entre el comprador y el vendedor se encuentra el escaparate que en los últimos tiempos se ha enriquecido en su concepto, llegando a convertirse en transmisor de ideologías y en obra de arte.