En todo momento de nuestras vidas participamos en alguna forma de comportamiento del consumidor. Dada su omnipresencia, su estudio tiene repercusiones cruciales para áreas como marketing, políticas públicas y ética. También ayuda a aprender acerca de nosotros mismos: por qué compramos ciertas cosas, por qué las usamos de cierta manera y cómo nos deshacemos de ellas.