Creativa en sus preparaciones, variada en sus ingredientes, múltiple en sus orígenes, con más de cinco mil años de historia y tradición, la cocina judía plena de sabores, exigente en su calidad y acogedora al momento de recibir, despliega ternura y aromas tanto en los encuentros familiares como en las celebraciones de la liturgia festiva. Es parte de una cultura ancestral que, traspasando los límitesgeográficos y relidiosos, logró reflejar el latido de un pueblo a través de un camino transitado por sus generaciones en todo el mundo. Por eso la cocina judía tiene un poco de cada lugar, un poco de cada aldea y un poco de cada abuela.